Un imprescindible en tu viaje empresarial
Si buscas una definición de cuadro de mandos integral en la WEB sin duda encontrarás varias opciones muy parecidas a la siguiente:
“Un cuadro de mandos integral o CMI, es un sistema de supervisión y control empresarial, basado en la monitorización del cumplimiento de los objetivos a través de indicadores de gestión, y todo ello, desde cuatro perspectivas: finanzas, clientes, procesos internos, e innovación-aprendizaje.”
Pero el objetivo de esta publicación no es tanto ofrecer una recopilación de definiciones y conceptos, sino ayudarte a comprender la importancia que un cuadro de mandos integral tiene para una compañía, incluso si no estás familiarizado con herramientas de Business Intelligence o no tienes claro que son y para qué sirven conceptos como los tan famosos KPI.
Vamos a echarle imaginación
Nos han invitado a dar un discurso en un evento que se celebrará en una población, a unos 200 kilómetros de donde vivimos. La cosa parece sencilla; probablemente, lo primero que hagamos es planificar la hora de salida, para llegar con tiempo. Nos montaremos en nuestro coche, pondremos la dirección en el GPS, nos aseguramos de que tenemos suficiente gasolina, revisamos la presión de los neumáticos, ajustamos asientos y nos pondremos en marcha. Como siempre, iremos siguiendo las indicaciones de nuestro GPS y disfrutando del viaje. Mientras conducimos, escucharemos algo de música y tal vez alguno de nuestros podcasts favoritos. Muy probablemente tendremos tiempo para repasar nuestro discurso y tal vez se nos ocurra una aportación de última hora que lo convierta, definitivamente, en memorable; sin lugar a duda este será el discurso del año. ¿Qué puede fallar?
Llega el día señalado; nos despertamos con tiempo, y mientras desayunamos nos disponemos a introducir el destino en nuestro GPS y, de paso, consultar la hora prevista de llegada; pero… ¿Qué sucede? No funciona la aplicación. Probamos con alguna alternativa y no obtenemos mejores resultados. Vaya, parece que una tormenta solar a afectado a los satélites y hoy no funciona el GPS. No pasa nada, no es tan grave. Habrá que tirar de mapas, “como hacíamos antes”.
Después de emplear un buen rato consultando mapas e intentando memorizar la ruta, por fin nos disponemos a emprender el viaje. Pero, para nuestra sorpresa, descubrimos que algún desalmado nos despojó de nuestros espejos retrovisores. Ya no hay tiempo de solucionarlo, tendremos que viajar así. Arrancamos y, como las desgracias nunca vienen solas, un problema eléctrico provocado por la tormenta solar afecta a todos los elementos del cuadro de mandos del coche. Las agujas oscilan como locas y no indican la información correcta. A falta del indicador correspondiente, intentas recordar cuando fue la última vez que echaste gasolina. Para asegurarte de no quedarte tirado, lo primero que harás será repostar. Todo bajo control.
Emprendemos el viaje, intentamos seguir el ritmo del resto de vehículos para no cometer ninguna infracción, ya que no sabemos exactamente a qué velocidad vamos. ¿Pero, y si ellos tampoco lo saben? No puedes estar seguro. Además, las maniobras como cambios de carril o adelantamientos se plantean bastante peligrosas, teniendo en cuenta que no disponemos de retrovisores.
Aunque creías que tenías claro el trayecto tras los más de 45 min que empleaste esta mañana en estudiar el mapa y hacer algunas anotaciones, definitivamente no estás seguro de si el último desvío lo tomaste correctamente. Hay que parar y preguntar. Se confirma la peor de las sospechas, tenemos que retroceder 15 km para tomar la carretera correcta.
Ya no estás seguro de si es por los nervios de la situación, pero comienzas a escuchar un ruido raro en el motor. Como no funcionan los indicadores de aviso de avería y temperatura, solo puedes hacer una cosa, parar y comprobar el aceite y, a ojo, estimar si el motor está demasiado caliente. Parece que todo está bien, pero si te equivocas y reanudas la marcha, puedes provocar una avería catastrófica en el motor. ¿Qué hacer? Llamas a un amigo mecánico a ver que opina, estás en sus manos.
En este momento te encuentras, no sabes muy bien donde, en un vehículo que no puedes asegurar que funcione correctamente, intentando llegar a un evento al que, con toda seguridad, si consigues llegar, será demasiado tarde.
Tu amigo mecánico, te dice que no puede evaluar la situación sin la información necesaria, y te recomienda que no asumas riesgos que podrían tener consecuencias graves. Finalmente, decides llamar a una grúa.
El gran discurso tendrá que esperar a la siguiente oportunidad. Días después, recibirás una llamada del taller para informarte de que han reparado el cuadro de mandos y los retrovisores, y, por cierto, te informan también de que al motor no le pasaba nada en absoluto.
Pero como todo tiene un lado positivo, este incidente te ha hecho reflexionar sobre la importancia que tienen los cuadros de mandos y los indicadores (KPI), y te preguntas: ¿Y si me está pasando lo mismo con la dirección de mi compañía? Y entonces lo ves claro. Necesitas implementar un cuadro de mandos integral.
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